Imagen: Vogue Eyewear
Ten una rutina mínima de arreglo diario
No necesitas una hora frente al espejo. Bastan unos minutos para cepillarte el cabello, hidratar tu piel, usar una fragancia que te guste o aplicar un toque de color si lo disfrutas. La intención detrás del cuidado diario es más poderosa que los productos que uses.
Mira tu reflejo con amabilidad
Haz el ejercicio de mirarte al espejo al menos una vez al día con ojos suaves, sin crítica inmediata. Cambia el “qué mal me veo” por “hoy necesito descanso” o “me gusto más cuando sonrío”. El lenguaje que usas contigo transforma tu experiencia.
Rodéate de referentes reales
Consume contenido de personas que muestran belleza diversa, real y posible. Entre más te rodees de imágenes auténticas, más fácil será aceptar y valorar la tuya.
Actualiza tu imagen según tus ciclos
Tu cuerpo, estilo y necesidades cambian. Honra esos cambios y adáptalos a lo que eres hoy. Tal vez lo que te hacía sentir bien antes ya no lo hace. Cambiar también es crecer.
¿Trabajas en belleza o bienestar?
Tu rol como profesional también influye en la imagen y autoestima de otras mujeres. Puedes:
- Crear experiencias que empoderen, no que corrijan
- Usar tu página profesional para mostrar tu enfoque humano
- Compartir consejos de imagen real desde tu agente virtual en WhatsApp
- Automatizar contenido que inspire conexión y confianza
Sentirte bien con lo que ves en el espejo no se trata de perfección, sino de presencia. De darte el tiempo, el espacio y la mirada que te mereces. Porque cuando tu imagen refleja cómo te sientes, empiezas a habitar tu cuerpo con más amor y libertad.
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