Imagen: Envato Elements
Guía práctica para maximizar los beneficios de tu cita y cuidar tu piel con conciencia
Un tratamiento facial profesional puede transformar la piel: iluminarla, equilibrarla, desintoxicarla, hidratarla y devolverle vida. Pero para que los resultados realmente se noten —y duren—, es clave preparar bien la piel antes de la cita y cuidarla con intención después.
Aquí te compartimos una guía clara y sencilla para que tu experiencia facial sea más que un momento de cuidado: sea un verdadero ritual de renovación.
Antes del tratamiento: cómo llegar con la piel lista
1. Evita exfoliaciones o productos fuertes al menos 48 horas antes
Si usas retinol, ácidos o exfoliantes químicos, lo mejor es hacer una pausa uno o dos días antes del facial para evitar sensibilidades. Llegar con la piel “en calma” permite que el tratamiento actúe con más precisión.
2. Llega con el rostro limpio y sin maquillaje
Aunque el/la profesional lo limpiará, llegar sin base, protector solar con color u otros productos facilita el diagnóstico y evita irritaciones desde el primer paso.
3. Hidrátate bien y duerme lo mejor posible la noche anterior
El descanso y la hidratación impactan directamente en el estado de tu piel. Una buena noche de sueño y un par de vasos extras de agua marcan la diferencia.
4. Evita agendar otros tratamientos el mismo día
Especialmente depilación facial, peeling, masajes intensos o exposición al sol. Deja que tu piel tenga toda la atención ese día.
Después del tratamiento: cómo cuidar los resultados
1. No te maquilles por lo menos durante 24 horas
Tu piel está en proceso de absorción y renovación. Aplicar maquillaje o productos pesados puede obstruir los poros y reducir los beneficios.
2. Evita exponerte al sol directo
Usa protector solar, sombrero o busca sombra. La piel queda más sensible después de un facial, sobre todo si hubo exfoliación o extracción.
3. No toques ni exfolies tu rostro por unos días
Aunque sientas la piel diferente, evita rascar, tocar o usar scrubs. Deja que el tratamiento actúe y que la piel se equilibre sola.
4. Hidrata y acompaña con productos suaves
Usa cremas o sueros recomendados por el/la profesional, y mantén una rutina suave en los días siguientes. Tu piel agradecerá los gestos delicados.
5. Escucha a tu piel (y a tu especialista)
Cada piel reacciona distinto. Si sientes calor, sensibilidad o enrojecimiento, no te alarmes, pero observa. Y si algo te preocupa, consulta al profesional que realizó el tratamiento.
Bonus: frecuencia ideal para tus faciales
Una piel saludable no necesita faciales constantes, pero sí regulares.
Una vez al mes o cada seis semanas suele ser el ritmo ideal para mantener el equilibrio, prevenir imperfecciones y potenciar los resultados a largo plazo.
Tu piel merece tiempo, atención y cuidado personalizado
Prepararte antes y cuidar después no es complicarte: es una forma de honrar el proceso y respetar tu piel. Un facial no es solo un servicio, es una pausa, una renovación y una inversión en tu bienestar.
Imagen: Unsplash
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